Para el año 2050, podré ir al cine sin necesidad de viajar 1 hora en bus porque habrá un cine en el centro de Tomé, será muy popular sobre todo entre los estudiantes. La Plaza de armas seguirá recibiendo instalaciones de reciclaje y terminarán de cambiar las bancas viejitas que faltan.
El Hospital de Tomé y los liceos Comercial y Vicente Palacios serán más grandes porque habrá más gente en Tomé. La Plaza Samuel Muñoz Larenas tendrá otros juegos y más espacios verdes.
Muchos negocios tomecinos independientes serán reemplazados por tiendas de empresas transnacionales, incluso los de las esquinas de mi cuadra, otros pasarán a ser edificios.
A menos de que me vuelva millonaria y lo compre, el edificio gigante que está al lado de mi casa y que nos tapa todo el sol seguirá ahí en 30 años.
Todos los perros de mi calle estarán muertos en 2050, excepto el pastor alemán que siempre ladra cuando pasa gente porque una vez murió y trajeron otro exactamente igual, de modo que pareciera que nunca murió.
En el canal al lado de mi casa van a haber unos tubos y quitarán el estacionamiento que está encima, entonces mi papá tendrá que guardar el auto donde el vecino del portón verde.